Pasar tiempo al aire libre puede ser una excelente manera de relajarse, hacer ejercicio y disfrutar de la naturaleza. Sin embargo, la exposición a los rayos ultravioleta (UV) del sol puede ser perjudicial para la piel. Proteger la piel del sol es crucial, y una de las formas más efectivas de hacerlo es mediante el uso de un protector solar.
La radiación UV del sol puede causar daño al ADN en las células de la piel, lo que lleva a mutaciones y un mayor riesgo de cáncer de piel. También puede causar envejecimiento de la piel, como arrugas, líneas finas y manchas de edad. Si bien es imposible evitar completamente el sol, utilizar un protector solar puede ayudar a reducir la cantidad de radiación UV que llega a la piel, lo que reduce el riesgo de daño en la piel.
El protector solar funciona bloqueando los rayos UV para que no penetren en la piel. Contiene químicos que absorben o reflejan la radiación, como oxibenzona, avobenzona y dióxido de titanio. Se recomienda un protector solar con un factor de protección solar (SPF) de al menos 30 para su uso diario. El SPF mide la cantidad de radiación UVB que es bloqueada por el protector solar. Por ejemplo, si normalmente se quema después de 10 minutos de exposición al sol sin protector solar, un producto con un SPF 30 le permitirá permanecer en el sol durante 300 minutos (10 minutos x 30 SPF = 300 minutos).